EL PRIMER DÍA DE ESTUDIOS GENERALES DE CIENCIAS DE LA SALUD

Al inicio todos los grupos estaban así….

Primer día de clases

Sentados uno de tras del otro. Si agrandamos la foto podemos ver cuántos estaban realmente atentos a lo que la profesora decía.

Esto es lo tradicional. En pregrado y en posgrado.

Otra aula, el primer día, demostrando que seguimos conservando esta forma de colocar a los estudiantes, uno detrás del otro. Aquí los estudiantes usan su Smartphone para salirse de la clase sin moverse de la silla.

Otro salón en el primer día de clase.

Unos minutos más tarde ese primer día había poquísimas aulas dispuestas así:

Mejora la participación.

Los estudiantes sentados uno al lado del otro, mirando a la cara a la docente y a los compañeros del frente. Esto era en el curso de Estrategias de Aprendizaje en Educación Superior Universitaria, disculpando el nombre tan largo y rimbombante, por lo que lo llamaremos EAESU , por sus iniciales.

Ese primer día en las aulas de nuestro curso EAESU una de las primeras actividades que hacían los chicos era la que vemos en esta imagen.

Distención en el desarrollo de la clase.

Reflexiones de un maestro:

¿Qué podemos comentar de estas dos formas de comenzar?, ¿qué nos parecen estas dos formas de disponer las aulas para los estudiantes?, ¿tienen iguales repercusiones?, ¿es indiferente la forma en que se disponen los estudiantes en el aula?, ¿tienen igual repercusión para la comunicación entre ellos, y entre el profesor y ellos?, ¿en ambas existe la misma interacción?, ¿ambas ayudan para desarrollar la competencia de trabajo en equipo?

¿Qué diríamos si les contamos que los profes del curso EAESU se afanaron en colocar las carpetas así?: ¿Este era o es un simple capricho sin fundamento pedagógico y andragógico? (A propósito, ¿una universidad moderna debería tener un Modelo Pedagógico, así, incluso, con mayúsculas?, ¿o debería, en realidad, tener un Modelo Andragógico?)

Han sido muchas preguntas juntas. Espero hayamos reflexionado en cada una de ellas, que nos hayamos tomado el tiempo para eso. Les presento una fotografía de una clase de medicina en la poco conocida Universidad de Harvard.

Claro que en dicha universidad también existan aulas como las que mostramos al inicio de esta historia feliz. Entonces, ¿qué hemos concluido en nuestra reflexión?, ¿tiene trascendencia o no la forma en que se disponen los estudiantes en el aula?

AL TERCER DÍA ALGO PASÓ:

Tercer día, el cambio.

En la fotografía no se aprecia al profesor. ¿Creen que estaba en ese momento en el salón?, ¿Por qué lo dicen?

¿Qué podemos decir del nivel de atención que aparentemente están prestando estos estudiantes?

Aquí si apreciamos al profesor, así que, aparentemente, no tiene sentido que les pregunte si creen que estaba ahí; pero ¿creen que la gran mayoría de los que se ven ahí estaban ahí realmente?, ¿esto puede influir positivamente sobre el aprendizaje?

Avanza el tercer día.
Tercer día, distensión y aprendizaje.

Era jueves en Lima, sin aguacero; pero iniciar así las clases, interactuando entre estudiantes, conociéndose más unos a otros, confraternizando más era una forma diferente de empezar. ¿Era solo un capricho?

Seguimos reflexionando:

Entonces, en 4 días la disposición de las carpetas una al lado de la otra, en semicírculo, se había difundido. No sabemos si por comodidad del personal encargado de la limpieza, que decidió dejarlas así o porque el resto de profesores había decidido que esta era una mejor manera de disponer a los estudiantes para el trabajo, para el aprendizaje en equipo; pero lo cierto es que ahora estaban de una manera diferente. Consideramos que este pequeño cambio puede ser de importancia.

¿Y los estudiantes de posgrado, cómo deberían estar dispuestos en el aula?, ¿uno de tras de otros, en filas, como en la escuelita?

Pensamos que la gran mayoría de los que hacen estudios de posgrado en el país, son personas que ya trabajan, son adultos, que al ingresar a los estudios, la universidad, sentándolos uno detrás de otro, en vez de aumentar su grado, los degrada; los transporta a su época escolar, los trata como alumnos, como niños.

Aunque los niños ahora estudian también así: dispuestos en semicírculo o alrededor de una meza; son los primeros pasos para aprender a trabajar en equipo, uno al lado del otro; uno al frente del otro; no uno detrás del otro.

Miremos cómo quieren participar los niños. Muchos están levantando las manos. En la otra fotografía los niños están trabajando, haciendo algo juntos, lado a lado.

¿Podrá la universidad percibir el cambio? ¿podrá animarse a dar el salto? Creo que sí es posible; pero se requiere un proceso sistemático de capacitación; no basta que se haga el esfuerzo de traer a Eric Mazur desde Harvard a dar conferencias hermosas que luego nadie pone en práctica; tenemos que dar paso a los ericmazures que existen también en nuestra universidad. Es hora de cambiar; …. de cambiar, por ejemplo, las famosas butacas de color naranja en la Facultad de Medicina; no cambiarlas de color; sino por sillas o carpetas móviles. Pero el cambio solo de las butacas por sillas, por sí solo, no basta; como tampoco basta que tengamos aulas virtuales: se requiere un cambio de metodología.

Lima, otoño de 2018

El autor es Coordinador del curso EAESU

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