En el contexto actual de la pandemia por COVID-19, las discusiones y opiniones en relación con la salud pública del Perú están siendo abordadas ampliamente por los medios de comunicación. En este sentido, en un programa televisivo nacional denominado “El país que cuidamos: ¿Cómo lograr un acceso universal a la Salud en el Perú”, el cual forma parte de la serie “Integración al Bicentenario – III Edición”, ¿compartió la opinión de un reconocido médico, quien consideró como “años perdidos” al período de 1960–1990 en la historia del Sistema Nacional de Salud (SNS) del Perú?

Esta afirmación nos permite evocar el pensamiento de Rabeláis “El tiempo hace madurar todas las cosas. Mediante él, todas se hacen evidentes. El tiempo es el padre de la verdad” (1).

Precisamente, en este período considerado como “años perdidos” en el SNS se logró la creación y el desarrollo progresivo de la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP). La ENSAP fue instaurada como un instituto público descentralizado del Ministerio de Salud, tal como, lo describen diferentes autores que han estudiado su “historia oficial”, entre los que destaca el Dr. Carlos Bustíos Romaní (2).

Es en el año de 1962, se inicia el proceso de capacitación de los recursos humanos para mejorar sus acciones en el Sector, se formaliza en ENSAP (Resolución Ministerial Nº 0213-81-SA/DVM) con objetivos y funciones claramente definidos (2). Por lo tanto, ENSAP se establece en un momento de consenso entre las racionalidades políticas, administrativas y académicas a nivel nacional frente a la incapacidad de implementar de forma eficiente y efectiva la moderna concepción de salud (OMS, 1948) (3). El núcleo de la alianza en este consenso fue el predominio de la percepción gubernamental, frente a la imposibilidad de ejecutar sus acciones políticas, debido la inexistencia de recursos humanos competentes (profesionales, técnicos y auxiliares) que permitieran establecer el modernismo conceptual de la salud, concebida, como un “estado abstracto”, como un medio para llegar a un fin y como un recurso que permite a las personas llevar una vida individual, social y económicamente productiva. La salud es un recurso para la vida diaria, no el objetivo de la vida” (4).

El dominio de la percepción política se sustentaba en la realidad del sistema universitario que formaba profesionales de las ciencias de la salud; fundamentadas en el paradigma de ciencia disciplinar de la práctica clínica  (basada en la biología mecánica) y en el ámbito exclusivo del hospital, (utilizado bajo el concepto de instrumento neutro del componente de los planes de estudio). Por otro lado, el sistema educativo nacional carecía de programas de formación de recursos humanos técnicos. Generalmente, la formación del personal auxiliar (barchilonas) se realizaba en forma empírica de acuerdo con las características y las necesidades de los diferentes y distintos hospitales.

En este contexto, la ENSAP establece un proceso académico (Modelo Docente) para mejorar la formación teórico-práctico de los recursos humanos competentes en todos los niveles de la atención de salud (profesional, técnico y auxiliar). El Modelo Docente estuvo sustentado en la teoría y praxis moderna de la ciencia de salud y de la salud pública (ciencias interdisciplinares) con la estrategia metodológica denominada articulación docente-asistencial (5, 6).

El progresivo desarrollo en la formación de los recursos humanos mediante este modelo docente a nivel nacional en el sector salud, se incorporó formalmente en el campus universitario, primigeniamente, en la reforma curricular de la Facultad de Medicina “San Fernando” de la UNMSM en 1973, específicamente, en la estructura de los planes de estudios de pregrado. Tardíamente (1998) en el nivel de posgrado: Maestría en Salud Pública (7).

En este sentido, se puede inferir que la finalidad implícita de la ENSAP estaba orientada al establecimiento de una comunidad científica local, con el objetivo de participación efectiva en el diagnóstico y en el planteamiento de soluciones autóctonas de los problemas nacionales de la salud individual y de la salud colectiva. De igual manera, la ENSAP, contribuyó a establecer un Sistema Nacional Coordinado (8) en base a niveles de complejidad de atención plausible en la atención integral de la salud en un espacio territorial delimitado y con una población definida de acuerdo con el nivel de complejidad de atención, con una unidad normativa centralizada. Para ello, instauró programas de capacitación, en concordancia a la competencia profesional que se debe desarrollar en cada uno de los niveles de complejidad administrativa del SNS. De esta manera contribuyó al establecimiento de la “carrera administrativa” (carrera sanitaría) (9).

En la actualidad, nos encontramos frente a una deficiente respuesta de las autoridades competentes ante el complejo problema científico-social, político, económico y cultural provocado por la pandemia Covid 19. La población y los medios de comunicación responsabilizan a la falta de capacidad administrativa del gobierno y a la ausencia de propuestas pertinentes de la comunidad científica. Esto, debido a la “adopción” de medidas y acciones ajenas a nuestra realidad socioeconómica y cultural. Más aún, cuando la repetición de la misma praxis no permite encontrar salidas ni soluciones pertinentes. Esta actitud demuestra, la falta interés de reconocer los errores por la incapacidad de reflexión científica, la que se encuentra históricamente instalada en nuestra sociedad, con primacía en el estamento gubernamental, así como de la comunidad científica.

Desde otro punto de vista, se puede postular que nos encontramos viviendo extensamente el “drama” provocado por la pandemia de COVID-19, que en estos momentos han intensificado los desafíos estructurales de la sociedad, imperativamente, impuesta por la sinergia existente entre las enfermedades no transmisibles (ENT), las enfermedades transmisibles (ET) y los determinantes sociales (políticos, económicos, culturales). Esta situación compleja, exige la realización de acciones holísticas competentes a esta nuestra realidad social, por lo cual no se puede percibir con un solo “reflector” (matriz disciplinar) de nivel coyuntural de nuestra realidad social.

Sin embargo, la carencia de una racionalidad científica crítica y competente que predomina en nuestro tiempo real ontológico y lógico, que se puede denominar “ceguera paradigmática”; esta condición no permite planificar, implementar y ejecutar acciones coherentes y consistentes y, menos aún dirigir, monitorear y evaluar la factibilidad y viabilidad de estas acciones. La ausencia de estas características administrativas indica que los principales actores de este “drama” han alcanzado el “nivel de incompetencia” (10).

En este sentido Khun, sostiene que:

“la ciencia es una estructura cognoscitiva dinámica que surge y se desarrolla dentro de un contexto histórico-social; es un paradigma (modelo), constituido por una matriz disciplinaria y el componente sociológico que expresan un conjunto de valores cognitivos que dependen de la comunidad científica .

Las teorías científicas nacen por sustitución en un proceso muy complejo, laborioso y penoso, en donde, la crisis es la condición previa y necesaria para el nacimiento de nuevas teorías y todas las crisis se inician con la confusión de un paradigma.

La transición de un paradigma a otro nuevo – el rechazo de un paradigma implica reemplazarlo con otro – está lejos de ser un proceso de acumulación, sino una reconstrucción de campo o una partida de nuevos fundamentos.

La revolución científica son los episodios del desarrollo acumulativo de un paradigma que en un momento deja de funcionar de manera adecuada, en la exploración de un aspecto de la naturaleza” (11, 12).

En este marco del pensamiento de Khun, que el tiempo es un continuo, asimismo, un cambio perpetuo, se puede deducir que nos encontramos en una situación de crisis e inmersos en un momento de revolución. Este proceso exige la sustitución de los supuestos básicos o paradigma de un conocimiento lógico disciplinar por una ciencia sustentada en el pensamiento interdisciplinario. (13). De esta manera, conviene comprender, que esta nueva visión epistemológica propone “la integración del conocimiento buscando puntos comunes que puedan compartirse, entre las distintas disciplinas…con cierta razón de unidad, de relaciones y de acciones reciprocas, y de interpretaciones entre diversas ramas de conocimiento llamadas disciplinas científicas… es un intercambio reciproco de resultados científicos y en un desarrollo mutuo de las diversas disciplinas, contenidas en una nueva ciencia que nace del propio intercambio” (14).

Al parafrasear el principio de “lo esencial es invisible a los ojos” (15), se puede inferir que la finalidad básica implícita de la ENSAP era establecer un proceso de “transición científica”. Ante, la observancia de la formación de los recursos humanos de salud con dominio de la “ciencia normal” (ciencia disciplinar), fundamentada en el positivismo lógico de la biología mecánica y en la práctica clínica; presentaba dificultades para implementar la teoría moderna de salud. Por lo tanto, se requería el concurso de una ciencia basada en el conocimiento interdisciplinario (ciencia interdisciplinaria) con una matriz estructurada por la Teoría General de Sistemas (TGS), en el enfoque sistémico y en el análisis prospectivo, que podemos denominarlo “ciencia emergente”; cuyas características interdisciplinariedad constituyen la visión moderna de las ciencias de salud y de la salud pública. La ENSAP, al tratar de posicionar esta “ciencia emergente”, instaló el proceso de “transición científica” en el campo de salud, en el tiempo real de la situación lógica de nuestra sociedad.

El predominio hegemónico (factor sociológico) de la ciencia normal vigente, distorsionó el proceso, en primera instancia por la intervención del poder político y de otros elementos socioculturales; y luego por la incapacidad y/o falta de compromiso al cambio social en el tiempo real ontológico y lógico de nuestra colectividad, en la que destaca la participación de una comunidad científica local, inadecuadamente estructurada.

Este período de resistencia al cambio, analógicamente, se puede considerar como un “Período de Oscurantismo”, caracterizada por la práctica deliberada de evitar que la visión de la modernidad de las ciencias de salud y de la administración se difunda y se establezca plenamente en la población. Es decir, volver “invisibles” tanto a las instituciones, como, a los logros alcanzados hasta esos momentos. No obstante, del mérito alcanzado por ENSAP de ser la sede de la fundación de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Educación en Salud Pública (ALAESP), organización de carácter civil que agrupa instituciones y programas dedicados a la docencia en el campo de la Salud Pública, patrocinados por OMS/OPS, igualmente como Miembro Fundador. La Asociación fue creada en 1974, en Lima, Perú. Asimismo, por su participación en la “Comisión del Proyecto de Ley General de Salud (Resolución Suprema N° 00286-75-SA/DS), presidida por Dr. Mario León Ugarte, fundador y director general de la ENSAP (1964-1983) (2.p.72)

En este mismo sentido, conviene mencionar que en el mismo período (1960 -1990) los diferentes gobiernos de turno, para legitimar sus acciones políticas; establecieron un proceso de mejoramiento de la administración de la pública con la finalidad de optimizar la función del Estado, mediante la operativización de las teorías y praxis de la ciencia moderna de salud, así como, de la administración de recursos humanos, con la finalidad  de recuperar la confianza de la población peruana en los servicios públicos.

Posteriormente, trataremos de mostrar las evidencias de los esfuerzos que realizaron para alcanzar su finalidad: el Instituto Nacional de Planificación (INP), la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) y el Instituto Nacional de Administración Pública; que al igual a ENSAP, tuvieron vigencia y un desarrollo progresivo, en el período (1960 – 1990) denominado con el eufemismo de “Años Perdidos”, pero, fueron desarticulados paulatinamente por los diferentes regímenes gubernamentales de turno, al igual que la ENSAP (17,18).

Desde otra visión epistémica, se percibe que la actual situación centrada en la pandemia en su condición de proceso de larga data, en el tiempo – en el concepto de pandemia y epidemia-, con un presente incierto y un futuro indeterminado que afecta a la salud individual y colectiva; es bastante compleja, cuyo efecto se materializa en el desorden global de la sociedad. Esta complejidad del problema, para comprenderla requiere el rigor de un esquema conceptual o paradigma, que permita conocer la estructura del problema, considerada como la posición relativa y conjunta del comportamiento individual y/o colectivo del ser humano, en su percepción objetiva del concepto de salud; que se encuentra determinada por el contexto  (circunstancias: sociales, culturales, geográficas, demográficas, económicas, políticas) en sus permanente  y constante relaciones e interrelaciones tanto internas como externas (4).

Por lo tanto, panorama descrito, requiere una explicación con una visión holística de su complejidad cuyo

“abordaje no pretende conocer la verdad absoluta, sino tratar de dar una interpretación más global de la realidad, considerado como un “tejido de eventos”, por estar constituido por acciones, interacciones y azares que es nuestro mundo fenoménico. Cuyo conocimiento científico aproximado, asume que el saber total es imposible, que no excluye a las diferentes concepciones que de una manera u otra han tratado de abordar el conocimiento, sino por el contrario intenta articularlas y enriquecerlas sin pretender alcanzar un saber último. De esta manera, constituye, un enfoque estratégico en una sociedad que definitivamente es compleja, en la que integra la incertidumbre; y, concibe a la sociedad como una organización que contextualiza, globaliza, pero, también reconoce lo singular y lo concreto. Este enfoque estratégico no busca una explicación, sino plantea los fundamentos para “dar una explicación”, ante la “dificultad para explicarse”, es decir, trata de enfrentar la dificultad de pensar y de vivir….»   (19, 20)

La visión del pensamiento complejo permite comprender que nos encontramos en un momento dialógico sobre el orden y el desorden: en donde prima no solamente el tiempo, sino también, la incertidumbre, el incoherente accionar de la ciencia disciplinar, la inexistencia de una comunidad científica local; e igualmente la deficiente infraestructura física y organizacional del sistema de servicios de salud; y, sobre todo el disloque del poder político y la sociedad civil en cuanto a conciencia ciudadana y responsabilidad social (20) .

En este panorama fáctico del pensamiento complejo, al convertirse en paradigma de la teoría de la complejidad, sostiene que estos desafíos pueden ser superados con la concepción y operacionalización de una “ciencia con conciencia”, sustentado en el pensamiento transdisciplinario como estrategia metodológica del pensamiento complejo fundamentado en la concepción bioética de la dignidad del ser humano.

Esta aproximación asertiva al poner énfasis en a) lo que está entre las disciplinas; b)  lo  que las atraviesa a todas; y c) lo que está más allá de ellas; fundamenta y sustenta que los fenómenos no se deben concebir aislados de su entorno, ni, tampoco, como producto de determinaciones externas; sino, como expresiones de una relación dialógica compleja, de doble implicación entre la lógica interna de su sistema y la lógica externa de su entorno, determinando un momento situacional.

De este modo la metodología del pensamiento transdisciplinar se encuentra sostenida en: a) pilares de la complejidad, b) los niveles de realidad y c) la lógica del tercero incluido. Por lo que, este marco conceptual, concibe que este grave problema socioeconómico, producido la pandemia Covid 19; no es producto del azar, sino el resultado de una historia persistente (herencia) de indiferencia a la ciencia en general, y, particular a la ciencia de salud y de la salud pública; así como, el permanente y consistente ejercicio del poder político y el quehacer cotidiano de la sociedad civil. En tal sentido, las características de la actual situación de salud exigen un cambio de paradigma científico que permita superar la crisis y avanzar y progresar en la dirección señalada por la Agenda 2030, para el Desarrollo Sostenible de la sociedad.

Pensamos que este paradigma debe estar apoyado, esencialmente, en dos concepciones básicas que:

  • la ciencia es elaborada en el seno de una comunidad científica y no individualmente; la comunidad es el sustento del desarrollo científico socioeconómico de la sociedad.
  • la ciencia se encuentra fundamentada en un paradigma que posea validez y legitimidad histórica por el consenso del poder político con la población civil, en una concepción global, coherente y consistente en el logro del desarrollo de una sociedad sostenible.
    (En nuestra sociedad, consenso lograr el “Pacto Perú” del Acuerdo Nacional para alcanzar la meta de la Agenda 2030)

En el contexto de la situación que actualmente experimenta el país, la denominación de “Años perdidos”, al periodo de 1960 a 1990, connota la interrupción del desarrollo progresivo e histórico de la atención de la salud. Esta posición sin exhibir evidencias ciertas es bastante valorada y difundida por los medios de comunicación social. Sin embargo, un análisis crítico de ese lapso, encontramos hechos que generaron un impacto social destinado a volver imperceptible el legado de ENSAP en la historia nacional del sector salud, específicamente, en el SNS.

Sobre este particular, desarrollamos nuestro punto vista, tomando como base los supuestos epistemológicos de los hechos sociales que intervienen en esta coyuntura. En esta corriente de pensamiento. Consideramos, que nuestro trabajo, no trata de ser una narración histórica exhaustiva, ni una exposición profunda de la historia de ENSAP; tampoco pretende ser un juicioso ensayo histórico-político, ni un compendio de la breve vigencia histórica de su condición Institucional. Debe concebirse como un testimonio que intenta analizar los avatares que ha experimentado la ENSAP como organismo estatal, en su compromiso de hacer viable y factible su finalidad y objetivos, en el contexto en el tiempo real lógico de hegemonía de la ciencia médica disciplinar. Por esta razón, la temporalidad de su existencia no debe considerarse como “tiempo perdido”; pues, al sostener este adjetivo, conlleva a legitimar la posición epistemológica dominante de la ciencia médica, la cual está centrada en la enfermedad y no en la totalidad del ser humano con problemas de salud (4). Más aún, en ese periodo, se establecieron acciones socioeconómicas y políticas deliberadas que limitaron el posicionamiento de la modernidad en la atención sanitaria, encauzados por la teoría y praxis de las ciencias de la salud y de la salud pública. Sin embargo, estas acciones no fueron adecuadamente comprendidas y difundidas para mantener su vigencia en el tiempo real ontológico y lógico en nuestra sociedad.

De esta forma, contrastando las estipulaciones epistemológicas tratadas inicialmente, nuestra intención es exponer la transcendencia del legado de la Escuela, con el propósito de establecer un diálogo entre pares. Así, de esta manera, consolidar la presencia de la comunidad científica local que asuma la responsabilidad consensual en el diagnóstico y planteamiento de medidas autóctonas frente a esta grave crisis sanitaria. De otro modo, tratamos interpretar las consecuencias de los hechos sociales anómalos generados en ese periodo, que ponían en tela de juicio aspectos fundamentales

en la formación de recursos humanos de salud, ocasionando conflictos. En este sentido, comprender que posicionar la modernidad científica correspondería el inicio de una “transición científica”. Pero, al no permitirle “madurar” sus paradigmas (Rabeláis), la reduce a una invisibilidad en el actual momento de la “revolución científica”; en la que, la sociedad no reconoce a ninguna estructura institucional capaz de poner fin al conflicto (11). El rememorar críticamente los esfuerzos truncos por establecer hitos científicos modernos, no significa resucitar los planteamientos epistemológicos sustentados en esa época, sino, “revivirlos” con la visión del pensamiento complejo y su estrategia de transdisciplinariedad, que permita construir una “ciencia con conciencia”, que pueda sustituir a la actual ciencia disciplinar que se encuentra en una crisis fatal.

En este contexto, conviene reafirmar que nuestra posición profesional se sustenta en “…el marco de los principios democráticos, los derechos humanos y los valores cívicos, especialmente los que propugnan la libertad, la verdad, la honradez y la igualdad que sustenta la misión informativa de servir a los grupos objetivos de sus múltiples audiencias…”, que sostiene el Grupo El Comercio, patrocinador de Integración al Bicentenario – III Edición (21). Finalmente, con el debido respeto y desde una perspectiva ética deontológica, pregunto al colega autor ¿Fue un “tiempo perdido” el haber sido estudiante de postgrado en las aulas de ENSAP?

GLOSARIO

MOMENTO: término lingüístico subsumido del léxico de Planificación Estratégica. “momento indica instancia, ocasión, circunstancia o coyuntura por la que atraviesa un proceso continuo o “en cadena” que no tiene comienzo ni término definido En donde: a) ningún momento cierra o termina el proceso encadenado, b) Ningún momento comienza y termina en un tiempo preciso, c) ningún momento queda atrás definitivamente y se agota en una sola instancia, sino que vuelve a repetirse para dominar transitoriamente varias veces más en el futuro. En el eje del tiempo no se encuentra no se encuentra limitados por rangos (3).

CIENCIA INTERDISCIPLINAR: estructurada por diversos saberes disciplinarios sistematizados con los principios de la Teoría General de Sistemas, del enfoque sistémico y el análisis prospectivo De tal manera que constituye un todo unitario, determinado por los conocimientos interdisciplinarios que permiten que los trabajos de grupo constituyan equipo de trabajo.

SALUD PUBLICA: como ciencia interdisciplinar permite el desarrollo de la competencia profesional en el campo de la salud colectiva en los niveles de complejidad de sistema de servicios de salud, en función de cada uno ellos: político, administrativo y técnico

SALUD PUBLICA: es la ciencia que estudia el proceso de la respuesta histórico-social que desarrolla una sociedad, comunidad humana con el propósito de brindar atención integral de la salud colectiva, desde la perspectiva de la atención de sus necesidades y motivaciones, así como en la solución de sus problemas de salud.

SALUD COLECTIVA: como término lingüístico científico, excede los márgenes de una mera agregación de personas (grupos, comunidades, poblaciones), pues, un mero agregado de personas no constituye necesariamente una población – comunidad, puesto que no asegura que entre sus miembros se establezcan relaciones sociales de interacción que les confiera un sello distintivo como la cultura o etnicidad que los vincula. (22)

SALUD COLECTIVA: como práctica social, trascendentalmente establecida, se consolida como campo científico y ámbito de prácticas abierto a la incorporación de propuestas innovadoras según los momentos.

SALUD COLECTIVA: desde su visión científica, es el conjunto de procesos articulados de prácticas técnicas, ideológicas, políticas y económicas desarrolladas en el ámbito académico, en las instituciones de salud, en las organizaciones de la sociedad civil y en los institutos de investigación informadas por distintas corrientes de pensamiento resultantes de la adhesión o crítica a los diversos proyectos de reforma en salud” (23).

REFLECTOR: término lingüístico subsumido del léxico de la teoría de la luz, un instrumento que se utiliza para reflejar la luz o difuminarla además permite convertir de pequeña dimensión en una mayor. En nuestro caso un Instrumento de la Teoría del Conocimiento o Gnoseología, que permita ampliar los conceptos en el análisis de la realidad social.

REFERENCIAS BIBLOGRAFICAS

  1. Rabeláis François. Gargantúa y Pantagruel -1534.
  2. Bustíos, Carlos y Urteaga, Pedro, Historia de la Escuela de Salud Pública del Perú (1964- 1985): Antecedentes, desarrollo y comentario
  3. Yuleidy Pabón y José G Miranda, El concepto de momento en la planificación estratégica http://goyoplan701.blogspot.com/2010/06/el-concepto-de-momento-en-la.htm
  4. Domínguez Barrera, C. Aproximación Contemporánea al concepto y definición científica de salud y de la actitud profesional 2020 (under revision).
  5. Popper, Karl, Conjectures and Refutations: The Growth of Scientific Knowledge (Routledge Classics) (Inglés) 2nd Edición 1972, The Growth of Scientific Know.
  6. Domínguez Barrera, Constantino, Menuda Tarea: Hacer gestión en salud en el Perú. 2020, Rev. Cuerpo Med. HNMMA, Vol. 13 Núm. 1 Perú.
  7. Domínguez Barrera, Constantino, El Legado de la Escuela Nacional de Salud Pública del Perú” 2014.
  8. Documento de trabajo, como miembro de la Comisión de Reforma Curricular de Escuela Académica Profesional de Medicina Humana de La Facultad de Medicina –UNMSM –  Resolución de Decanato N.º 0954-D-FM-2012 (Junio-2012)
  9. 2017.  Documento de   trabajo.  Miembro de la Comisión de  Salud Pública del Departamento Académico de Medicina Preventiva y Salud Pública –Facultad de   Medicina – UNMSM.
  10. Sánchez Moreno, Francisco, EL SISTEMA NACIONAL DE SALUD EN EL PERÚ} 2014, Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública. Vol. 31 (4)
  11. Decreto Legislativo N°276 http://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic5_per_2_dec_leg_276.pdf
  12. Dr. Laurence J. Peter y Raymond Hull. El Principio de Peter. Editorial Tribunal de Plaza & Janés. Sociología. por EA Aucejo. Barcelona file:///C:/Users/Usuario/Downloads/15510-31691-2-PB.pdf
  13. Khun, Thomas The Structure of Scientific Revolutions, The University of Chicago Press, Chicago 1962¹ En; PHILOSOPHICA, Enciclopedia filosófica on line http://www.philosophica.info/voces/kuhn/Kuhn.html
  14. Khun, Thomas, Structure of Scientific Revolutions, The University of Chicago Press, Chicago 1996³. (p. 301). En; PHILOSOPHICA, Enciclopedia filosófica on line http://www.philosophica.info/voces/kuhn/Kuhn.html
  15. POPPER, Karl, “CONJETURAS Y REFLEXIONES: El desarrollo del Conocimiento Científico” Ed. Paidós
  16. Carvajal Escobar, Yesid, Interdisciplinariedad: desafío para la educación superior y la investigación. 2010,   Luna   Azul [online].,n31,   pp.156-169.   U.   de   Caldas,     Manizales, Colombia http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S190924742010000200012&script=sci_abstract&tlng=es
  17. Saint-Exupéry, Antoine de, El Principito (1ª ed.) 2005. Publimex, México D.F
  18. Proyecto de Ley de Restitución Funcional de la….. Congreso www2.congreso.gob.pe › sicr › clproley2001.nsf › pley https://www.google.com/search?q=PERU%C2%BFQUE+ES+ESAP%3F&oq=peru%C2%BFque+es+esap%3F&aqs=chrome.0.69i59j33.13551j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8
  19. Archivo de la PCM > Fondo Documental del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) http://www.pcm.gob.pe/InformacionGral/archivo/inap.htm
  20. Morin E., et al, Educar en la Era Planetaria. 2002, Gedisa Editorial, Barcelona
  21. Morín E.  El Método 1.- La Naturaleza de la Naturaleza.  2006, Editorial Cátedra Colección Serie Mayor. Teorema España. https://catedra.com/libro/teorema-serie-mayor/el-metodo-1-edgar-morin-9788437623306/
  22. Campos Hernández, Carlos, Incertidumbre y Complejidad: reflexiones acerca de los retos y dilemas de la pedagogía contemporánea. 2000, Instituto de Investigación en Educación, Universidad de Costa Rica. EN: Revista Electrónica Actualidades Investigativas en Educación, Volumen 8, Número 1 pp. 1-13
  23. Prado García Miro, Principios Rectores. 2017, Grupo “El Comercio”  – Cuarta Edición, Lima, Perú https://cde.3.elcomercio.pe/doc/0/1/7/1/2/1712389.pdf
  24. Jalil-Mussa, Jorge: “Introducción a la Clínica actual y a sus Métodos de Exploración Diagnóstica”. 1996, Santiago de Chile.
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