RESUMEN

En el año del Bicentenario de la independencia, se pretende realizar una reflexión de las prácticas médicas realizadas por los pobladores desde las culturas pre incas, incas hasta la actualidad; se trata de la medicina tradicional andina, utilizada en la actualidad por la población y practicada por los maestros andinos de nuestra querida patria. En ese sentido, en este manuscrito se presenta el ensayo sobre el significado de la medicina tradicional andina y su aporte al cuidado de la salud integral de las personas, sus familias, sus pueblos y el medio ambiente como entorno de convivencia, la cosmovisión de la atención de la salud en el sistema de salud tradicional andino, sus principios y elementos, así como el aporte a su legado a través de algunos escritos en nuestro país. La medicina tradicional andina es parte de nuestra identidad que gracias al mayor auge y reconocimiento que va alcanzando, revive la cultura autóctona peruana, más allá del inicio de su independencia hasta el bicentenario.

INTRODUCCIÓN

Hablar de la medicina tradicional peruana es remontarnos a las practicas que con sabiduría realizaban los curanderos de diversas culturas pre inkas, como los paracas al preparar y utilizar los anestésicos para las trepanaciones craneanas, o los emplastos para curar las infecciones. El médico tradicional es depositario de las experiencias que se trasmiten de generación en generación atribuyendo el origen de las enfermedades a una serie de elementos sobre naturales, naturales, mágicas, anímicas, alimentarias, entre otras.

El hombre, interactúa constantemente con el espacio donde vive, llegando a comprenderlo y a adaptarse a él, realizando una serie de ajustes en su ser a fin de lograr un equilibrio armónico entre él, la comunidad y el espacio-tiempo donde habita. Se construye a través de la historia, y por medio de la práctica de una serie de valores y de objetivos específicos que van formando conocimientos, creencias y costumbres hasta convertirse en un patrón cultural, originando una cosmovisión que no es más que una filosofía de vida (Pérez, I, 2011), (Baudin, L, 1978).

Las grandes culturas han aportado con sus sistemas tradicionales de salud, entre ellas está la medicina tradicional china, la medicina ayurveda, la medicina unani, la medicina naturista, la medicina américo india, donde se ubica la medicina tradicional andina, todas ellas están vivas en la actualidad y están basadas en el entendimiento de la complejidad de la vida y del ser humano, tienen una visión holística y trascendente de la vida, aunque cada una conserva sus propias particularidades (OMS, 2005), (ORAS,2010).

El Sistema de Salud Tradicional Andino, se basa en la cosmovisión andina, que describe y explica la relación entre los seres humanos y la naturaleza (elementos tangibles), así como el rol de los poderes sobrenaturales dentro del mundo espiritual (elementos intangibles) y la forma en que ocurren los procesos naturales. Esta concepción se forjó desde las culturas pre incas en Sudamérica (3,000 años a.C. hasta los 1,300 años a.C.), posteriormente fue sintetizada y fortalecida por la cultura Inka, una de las 6 culturas que tuvieron un gran aporte al conocimiento de la humanidad (Shady, R, 2009), (Quispe, M, 2020).

Esta visión, está viva en la actualidad y presenta simbólicamente el mundo mediante el ritual y la celebración (Sobrevilla, 2006). Muestra el vínculo de todo con todo, es simbólica, afectiva e integradora, se basa en la totalidad viva. El hombre andino se comporta como un articulador o puente (chacana), el ser humano es el centro, a partir de él se tejen las interrelaciones primero consigo mismo y segundo con todo lo que le rodea (familia, comunidad, ambiente, universo) tanto del mundo físico, como del mundo intangible.

Desde esta cosmovisión, el universo está interrelacionado mediante distintos ejes cardinales: uno espacial entre el arriba (hanaq) y el abajo (ukuy) con su centro (kay), entre la izquierda (lloq’e) y la derecha (paña); y otro temporal entre el antes (ñawpaq) y el después (quepa), el tiempo es cíclico. Se trata de dualidades que no son oposiciones sino polaridades complementarias. Un tercer eje ordenador es la polaridad sexual entre lo femenino y lo masculino. En el pensamiento andino, no hay jerarquías sino correspondencias. (Campohermoso O, Soliz R, Campohermoso F, 2013).

En esta concepción, el ser humano es “cuidante” o “guardián” de la Pacha y de su orden cósmico, definida como el espacio- tiempo; y el Ayllu, como aquel espacio que tiene lo necesario para autosostenerse. Su lógica trasciende el pensamiento del mundo occidental: falso, verdadero y pasa a convertirse en trivalente: verdadero, falso e incierto. (Estermann J, 2013).

Los principios que sustentan a la Cosmovisión Andina son (Stefanno V, 2019), (Alvarado D, 2019):

Totalidad Viva: Kamay todo cuanto existe está vivo, las montañas, el agua, los animales, los vegetales, el ser humano; por lo tanto, debemos respetar a todo cuanto existe.

Vínculo: existe una interconexión entre todos los seres o elementos del universo, sin hegemonía ni dominación, en permanente movimiento circular, generando una alianza terapéutica en el cuidado de la salud.

Correspondencia: los distintos aspectos se corresponden de forma armoniosa y proporcional. El macrocosmos se refleja en el microcosmos y al revés. Cuando hay un equilibrio armónico se da la salud, si éste no existe se presenta la enfermedad.

Complementariedad: ningún ente o acontecimiento existe individualmente, sino teniendo siempre un complemento. No son opuestos son complementarios, como los que se requieren para engendrar vida.

Reciprocidad: llamado también Ayni, corresponde a la justicia cósmica. El dar, recibir y devolver. Es la base de las relaciones comunitarias que incentiva el devolver lo que se ha recibido y recibir como devolución lo que se ha dado, construyendo una cultura del cuidado solidario, desde la premisa de que somos seres humanos comunitarios (Ayllu runa) (Milla C, 2007).

El Principio de Integralidad, de la Unidad en la diversidad: enriquecer y complementar la unidad a partir de la diversidad. Esto incluye la toma de consciencia de parte del paciente de su posición en el ciclo vital y del contexto en el cual vive.

El Principio del Agrocentrismo: entender a la vida como una gran chakra, donde todos cuidan y son cuidados, donde las montañas o los apus, son guardianes silenciosos de la vida de los que habitan el ayllu, es entender la unión con la madre tierra o mama pacha.

Desde la cosmovisión andina estar sano, integra dos elementos claves: la condición individual y la colectiva. La condición individual, es el “estar bien” (allí cai), es un equilibrio armónico dinámico del aspecto físico, mental, emocional y espiritual, según su edad y sexo, dependiendo de ello se observa su fisonomía y contextura, su capacidad de actuar; su emotividad y expresividad serena, su espiritualidad de acercamiento y diálogo. La condición colectiva, no sólo tiene que ver con estar bien, sino con “vivir bien” (allí kaway), vivir de acuerdo y con estricto cumplimiento de los principios éticos de la vida comunitaria, respetando jerarquías (adulto-niño, entre otros), roles (marido-mujer), a la naturaleza (Pachamama) y solidaridad (mingas). (Alvarado D, 2019).

Este sistema, como todos los demás sistemas tradicionales de salud, prioriza las actividades dirigidas a promover la salud, tal como las danzas circulares que conectan a los pueblos con la naturaleza, pues todo se mueve en la Pacha, porque es viva y gratificante, existen diversas danzas relacionadas a la ciclicidad y a la variabilidad de las formas; otro método utilizado es la música, como el lenguaje que genera encuentros entre miembros de un ayllu desde el mundo sensible. Además, también se encuentran las dietas, las purgas, el ayuno individual o el sasi que son ayunos colectivos; las limpias y baños de florecimiento; el pago a la mama pacha, actividades que sirven para equilibrar al ser humano consigo mismo y para cuidarlo dentro del vínculo de la comunidad y de la naturaleza en forma ritual. (Cabieses F, 1993)

La Pachamama sintetiza la cosmovisión andina

El diagnóstico fue concebido por examen, interrogación centrada en la persona del paciente y de lo divino por adivinación. Como consecuencia, se utilizó una mezcla de estos aspectos para curar, y la curación tomó la forma de encantamientos y aplicación de plantas medicinales. (Heise T, 2002). Los métodos utilizados en el diagnóstico son variados, desde el uso de elementos tangibles, como los animales, vegetales y minerales (huevo, cuy, hojas de coca, maíz, frejol, alumbre, incienso, entre otros); o también por medio de plantas maestras, Erythroxylum coca (Coca), Echinopsis pachanoi (San Pedro) y el Banisteriopsis caapi (Ayahuasca) entre otras; plantas que producen estados alternos de consciencia, permitiendo tener una mejor comprensión de la situación del paciente. (Cabieses F, 1993)

Las enfermedades fueron clasificadas en aquellas de origen frío y caliente, en estrecha relación con lo intangible. Por lo tanto, en una visión holística del mundo, las tareas médicas y religiosas en realidad no se percibían como distintas. (Heise T, 2002)

Los métodos empleados para la curación son diversos, pero dentro de los más utilizados están las limpiezas energéticas donde se usa diversos elementos (cuy, alumbre, huevo, azufre, entre otros), las mesadas que son formas de psicoterapia colectiva dirigidas por los curanderos, el uso de plantas medicinales desde un enfoque de equilibrio de cálido y frío, utilizado por los herbolarios, siendo los más reconocidos actualmente, los Kallawayas herbolarios itinerantes que aún están presentes en la zona de Bolivia y Perú (Cabieses F, 2015).

Las plantas medicinales, desde este enfoque no funcionan sólo por los principios activos que ellas poseen, sino por dos aspectos más: 1) concepto de fitocomplejo definido como la mezcla de sustancias activas y otras acompañantes que actúan en conjunto para lograr un mismo fin terapéutico, que no sería el mismo si se administraran por separado, o sea como monosustancias (Avello M, Cisternas I, 2010) y 2) relacionado al concepto de energía, clasificando a las plantas en frías y cálidas; utilizándolas con el objetivo de alcanzar el equilibrio armónico de la persona para recuperar su energía y por ende la salud.

Las fuentes termales, el uso de minerales como las arcillas medicinales, los sonidos de huacos o de palos de lluvia útiles para conseguir relajación y estados alternos de consciencia, además de diversos masajes, ventosas y psicoterapia (Cabieses F, 1993).

Según los análisis genéticos modernos, la conquista mató al menos a la mitad de la población indígena original en las Américas. De ahí que muchas partes de las culturas tradicionales, incluida su dimensión médica, hayan sido destruidas o al menos gravemente mutiladas (Heise T, 2002). Es gracias, a la arqueología, a los telares, a los ceramios, a los historiadores indígenas, que se conservó algo de ese conocimiento y ahora se viene reconstruyendo la historia y dentro de ella la medicina tradicional andina.

Garcilaso de la Vega describió aspectos de la medicina andina.

Garcilaso de la Vega, en su obra Los Comentarios Reales de los Incas relata las curaciones indígenas realizadas a los conquistadores hispanos; las crónicas coloniales del padre jesuita Bernabé Cobo que relatan las prácticas curativas de los antiguos peruanos; también, el aporte de Guamán Poma de Ayala, en su obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno menciona a los curanderos como personajes con un importante rol social.

El jesuita Joseph de Acosta, que relató en su obra “Historia Natural y Moral de las Indias” a las propiedades médicas de las plantas americanas; o el jesuita Bernabé Cobo, que en su obra “Historia del nuevo mundo” relata la naturaleza y cualidades curativas de algunas plantas peruanas como la maca. Mencionar también a Cristóbal de Molina, que en su obra “Relación de Fábulas y Ritos de los Incas” narra las prácticas médicas andinas. En la época colonial fue Polo de Ondegardo, que en su informe “Los errores y supersticiones de los indios” analiza las creencias incas, incluidas las relacionadas a la salud. Fue Hipólito Unanue que en su obra “Introducción a la descripción científica de las plantas del Perú” hace referencia a las propiedades curativas de las plantas, mencionando especialmente a la coca. En la época de la república, el italiano Antonio Raimondi valora el valor curativo de las plantas medicinales peruanas en su obra “El Perú”; Hermilio Valdizán considerado como el más grande investigador de la medicina peruana, en su obra “La facultad de medicina de Lima 1811-1911 y nuestra medicina popular. “Apuntes para su historia” menciona la importante labor médica realizada por los indígenas en la colonia; así mismo, en su obra “La Medicina Popular Peruana” relata la historia de la medicina tradicional en el país; Juan B. Lastres, en su obra “la historia de la medicina peruana” menciona la historia de la medicina tradicional en la época prehispánica y colonial. (Bazán, E. D, 2016).

Hoy en día la medicina tradicional sigue vigente, sobre todo en las zonas rurales donde no llega la medicina occidental. Por otro lado, va tomando mayor importancia y representatividad en la enseñanza universitaria con el propósito de sensibilizar y educar a los futuros profesionales en el reconocimiento de la medicina tradicional, la concepción de la salud – enfermedad, los contenidos socioculturales, la cosmovisión y práctica de los saberes tradicionales para mejorar la salud. Están también los institutos de investigación que contribuyen al desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para la prevención de las enfermedades y la recuperación de la salud mediante la medicina complementaria.

En un estudio relacionado al conocimiento, aceptación y uso de la Medicina Tradicional Peruana y la Medicina Alternativa y Complementaria, en usuarios de la consulta externa en Lima-Metropolitana (Mejía J. et al, 2017), se encuentra que el 76% de los pacientes que acuden a ella habían hecho uso de la Medicina Tradicional, donde los métodos más utilizados fueron el paso del huevo y del cuy como métodos de diagnóstico y tratamiento y en la Medicina Complementaria el uso de fitoterapia.

La Medicina Tradicional Peruana, es parte de nuestra identidad y como tal deberá de ser estudiada, investigada, comprendida, valorada, respetada y difundida.

CONCLUSION

Al conmemorar los doscientos años de nuestra independencia, la salud en el país se desarrolla en el marco de la atención integral y por curso de vida de la persona, la familia y la comunidad (Ministerio de Salud, Política “Perú-País Saludable”, 2020). El mandato de la Declaración de Alma Ata (OMS, Alma Ata, 1978), y renovado a los 40 años con la Declaratoria de Astaná en Kazajistán en el contexto de la Conferencia Mundial sobre la Atención Primaria de Salud (OMS, Astaná, 2018) en ambos documentos se nos alienta al fortalecimiento de la atención primaria de la salud a través de una medicina integrativa con un trabajo articulado del personal de la salud, con su formación médica occidental, pero con una apertura a la interculturalidad en salud y así mismo, el sistema de salud tradicional de los pueblos, con su aprendizaje trasmitido de generación en generación, como parte de nuestra identidad, ambos dando pasos de encuentro y de armonización, para lograr un sistema de salud sólido, holístico que garantice el cuidado de la salud de nuestra población. Entender la medicina tradicional, es parte de la medicina que todos debiéramos practicar para lograr el cuidado integral de la población, al ser ella, un factor importante en la estructura social de nuestro país.

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