Capítulo 2 del libro: «San Fernando y su contribución a la moralidad médica en el Bicentenario de la independencia del Perú«.


Heredia y sus discípulos: hacia una identidad sanfernandina

Contexto  de una República que inicia su  formación

Durante el proceso de emancipación política de España, la aristocracia criolla peruana   mantuvo, en general, una actitud ambivalente frente a dicho proceso y se mostró, en el momento de la independencia, desarticulada e incapaz de cohesionar un centro nacional dominante que asumiera la dirección política de la  nueva República. Esta difícil  situación  fue, además, agravada por la ambición personal de los caudillos militares y por la confrontación ideológica de los políticos. Los primeros 23 años de la nueva República (1821-1844) fueron de gran confusión e inestabilidad política. En este corto lapso, se conformaron 53 gobiernos, se reunieron diez Congresos Nacionales y se dictaron cinco Constituciones Políticas. Se debatían, esencialmente, dos propuestas de Estado: la republicana, adoptada por Estados Unidos, y  la napoleónica, ensayada en Francia. La primera, defendida por liberales y radicales; la segunda, defendida por los autoritarios y conservadores. Estos años de anarquía, en un país fragmentado, finalizan con el triunfo del general Ramón Castilla sobre los demás caudillos, en la batalla de Carmen Alto (junio de 1844).  

Las siguientes décadas estuvieron marcadas por la presencia de Ramón Castilla, que impuso durante el sexenio 1845-1851 un apaciguamiento nacional, el primero que vivió el Perú republicano, y estableció un gobierno unitario que tuvo como eje central de dominio político un Poder Ejecutivo controlado por el Ejército, en una discontinua y contradictoria alianza con autoritarios y liberales. Dominio sustentado materialmente por los recursos de las exportaciones guaneras, y legitimado por el discurso cohesionador de “amor a la Patria” del conservador Bartolomé Herrera. Recién con Castilla se establecieron las bases de la administración pública nacional que trataría de reemplazar a la extinguida burocracia colonial. En 1845 se elaboró el Primer Presupuesto Público del Perú, así como se iniciaron las políticas del gasto público expansivo, con los ingresos generados por  aquellas  exportaciones.

El Colegio de la Independencia y Cayetano Heredia

A los pocos días de juramentada la independencia, y pese a que más de la mitad del país aún se encontraba bajo el dominio español, el 27 de  agosto de 1821 el Colegio Real de San Fernando cambia de nombre por el de “Colegio de la Independencia”. La iniciativa fue de Hipólito Unanue, entonces Ministro de Hacienda, pero el cambio de nombre no modificaba las causas externas que  afectaban su funcionamiento, y que lamentablemente continuarían actuando durante los primeros años de la república, debido a la pugnas entre los caudillos. La situación de inestabilidad no permitió el desarrollo del Colegio; los alumnos escaseaban por doble motivo, el escaso interés social por la carrera  médica  que los convocaba, y la marcada disminución de rentas que impidió al Colegio cumplir con las becas que debía ofrecer, ello como  reflejo de la situación de pobreza en que se encontraba el país.  La situación se hizo crítica en 1831, cuando las autoridades tuvieron que hacer un llamado a los padres de familia para que enviaran a sus hijos a estudiar. Además, la élite criolla continuaba, al igual que en el Virreinato, teniendo en poca estima la profesión médica. En palabras de Paz Soldán la miraban con “menosprecio”.  Son, en esas circunstancias que Cayetano Heredia es nombrado por el gobierno del general Luis Orbegoso, como Rector del Colegio de la Independencia  en el año 1834, cargo en el que permanecerá, de manera discontinua – por licencias concedidas – hasta el año de 1839.  Sin poder efectuar, en esos cinco años, cambios importantes en el Colegio.

José Cayetano Heredia Sánchez, ingresó al Colegio Real de San Fernando a los 15 años de edad (1813),  ecónomo del Colegio (1919), Bachiller en Medicina (1923), aprobado como “Profesor de Medicina” por el Protomedicato (1826). Además, Paz Soldán nos informa que Heredia había tenido una labor muy destacada como cirujano  militar en la campaña del  general Luis José  de Orbegoso (marzo-abril 1834) contra las fuerzas del general Agustín Gamarra , mereciendo ser nombrado Cirujano en Jefe del Cuerpo de Médicos Militares y, luego Inspector General de Hospitales. Además el 17 de abril de 1837, a los 40 años de edad, es declarado miembro de la Legión de Honor Nacional. 

Cayetano Heredia organizador

El Decreto Supremo de 23 de diciembre de 1842, del general Francisco Vidal,  formaliza el nombramiento de Heredia para su segundo período como Rector del Colegio (1842-1856), Marcando el momento en que Heredia, con un selecto grupo de colaboradores,  inicia  las reformas institucionales destinadas a establecer las condiciones para una óptima formación profesional y moral de los jóvenes alumnos. Condiciones, que incluyen la desactivación del histórico Protomedicato (1848) y las bases de la reforma educacional (1850-1856).

En esta su segunda gestión, para lograr la reforma deseada, impuso nuevas características a la organización del  Colegio. Obtuvo el apoyo del gobierno de Ramón Castilla para su desarrollo institucional. Ordenó y consolidó la economía del Colegio, aprovechando el mejoramiento del contexto económico y social. Logró que la profesión médica comenzara a elevar su valoración académica y social, mejorando la formación del alumnado sanfernandino con viajes de estudios a Europa y recibiendo a grandes maestros extranjeros que aceptaron su invitación a formar parte del plantel docente.  Entre ellos: los italianos Antonio Raimondi, José Éboli y Manuel Solari; y el español Sebastián Lorente. Gracias a sus esfuerzos se instalaron gabinetes y museos, así como se renovó la biblioteca del Colegio, enriquecida  con los generosos aportes de su biblioteca  personal.

Heredia y sus discípulos en el Colegio

El médico, en el ideal romántico de Heredia, debía ser un héroe civil en permanente búsqueda de la excelencia profesional, con el único fin de servicio desinteresado  por el enfermo. Por ello exigió a sus alumnos tanto un conocimiento médico de primera línea, como una conducta   orientada  por la abnegación y devoción al enfermo. En el mismo sentido, reconociendo las enormes limitaciones del Colegio, estímulo a sus graduandos a viajar a París con los fines de   complementar y ampliar sus competencias profesionales. París era en esos años, el centro cultural del mundo occidental y sus hospitales el espacio de renovación de las ciencias médicas. Asimismo, en París se producían los movimientos libertarios que se extendieron violentamente por la Europa continental en 1848.

De manera  concordante con ese ideal, Heredia financió con  su escaso peculio, el viaje y la estadía en París de un grupo especial de jóvenes graduandos del Colegio, con el propósito de  asegurar  en el futuro una dotación de personal docente adecuado a un plan  de estudio moderno. Entre los discípulos que se beneficiaron directamente del altruismo del “padre Cayetano” se encuentran: José Casimiro Ulloa, José Pro, Francisco Rosas, Rafael Benavides y Camilo Segura.  Éstos se encargaron de enviar desde Paris libros para la biblioteca de Colegio y materiales para los gabinetes de Física y de Historia Natural y el laboratorio de Química. Ulloa y sus compañeros estuvieron en París entre 1851 y 1854.