Sin pretender constituirnos en augures, la prospectiva es una disciplina que permite vislumbrar acontecimientos del porvenir con razonable grado de predictibilidad(1). En nuestro medio, el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN), mediante la Dirección Nacional de Prospectiva y Estudios Estratégicos, a fines de octubre presentó, en el II Congreso Internacional de la Gestión de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y la Innovación la ponencia: “Perspectivas sobre el desarrollo nacional al 2050” y la mesa de trabajo: “Escenarios a partir de la ciencia y tecnología para el desarrollo del país: disrupciones y oportunidades”, donde participamos, y tuvimos grata impresión de la profundidad del análisis de las posibilidades emergentes (2,3). Sin embargo, menos de 2 meses después, con más de 72 millones de casos confirmados de COVID-19 y más de millón y medio de muertos en el mundo(4), varias vacunas que han demostrado eficacia en sus estudios de fase III, pero perspectivas de aplicación en nuestro país son sombrías, de modo que juzgamos que el escenario ha cambiado por completo y se hace preciso un nuevo análisis del futuro próximo, con todos los errores y sesgos que indudablemente ello implica.
Creemos necesario señalar que, así como aparentemente vamos a asistir a una segunda ola de la pandemia(5), y quizás una tercera, cuarta y así sucesivamente, en algún momento la pandemia pasará, sea por vacunación masiva, inmunidad de rebaño adquirida, selección natural o mutación del virus (6). Lo que parece improbable es que el mundo regrese a su estado anterior a la pandemia, dada la virtualización del trabajo, la banca y la educación, que en nuestro ámbito se expresa en la telemedicina y la educación digital por e-learning(1,7). Si bien es cierto en nuestro país por su idiosincrasia se ha visto poco efecto de las medidas de prevención, lavado de manos, distanciamiento físico y uso de las mascarillas de protección personal, en el resto del planeta surge una conciencia de la necesidad de mantener estas prácticas, en lo que se le ha llamado la Nueva Normalidad(8).
Lo anterior es relevante ante la emergencia de nuevas epidemias, producto de la aparición de nuevos virus, o por las alteraciones en el medio ambiente ocasionados por el Cambio Climático (6,9). Ante este reto, se plantea la necesidad de una Ciencia Abierta, según la UNESCO “En un contexto en el que los desafíos mundiales y socioeconómicos exigen soluciones sostenibles e innovadoras, es necesario que se realicen esfuerzos científicos eficientes, transparentes y dinámicos, no sólo por parte de la comunidad científica, sino por parte de toda la sociedad” (10,11).
El papel de las nuevas tecnologías, en especial la Inteligencia Artificial (IA) es evidente. El fenómeno del Big Data permite disponer de ingentes volúmenes de información que permitirán una mejor gestión pública, lo que se ha demostrado en el manejo de la pandemia, pero que conlleva riesgos a la seguridad individual y colectiva por el uso malicioso de los datos o la exacerbación de las desigualdades (12).
La crisis sanitaria actual nos lleva a reflexionar sobre la pertinencia de establecer iniciativas estratégicas para la negociación internacional de medicamentos, insumos, como se ha visto en el caso de las vacunas, aunadas a una optimización de la gestión sanitaria priorizando la salud pública y un agresivo énfasis de la promoción de negocios, en lo que se ha venido a llamar “diplomacia sanitaria”(13,14). No obstante, es claro que existen distorsiones en este progreso e inequidades en las relaciones en el concierto mundial, sobre todo ante la inminente escasez de los recursos naturales, que originan tensiones, retos y perspectivas que serán relevantes para la gobernanza territorial, no solamente en el entorno local, sino regional y global (9,15,16).
Conviene precisar que la mirada de la Salud Pública no es solamente sistémica o comunitaria. El concepto de Medicina de Precisión o Medicina Personalizada, también denominada Medicina Centrada en la Persona, ha irrumpido en las últimas décadas desde un enfoque genético y oncológico hasta una visión de epidemiología clínica, con ocho aspectos claves, desde lo ético, la sensibilidad cultural, abordaje holístico, atención en las relaciones, atención individualizada, piso común para el diagnóstico y tratamiento colaborativo, investigación y tratamiento (17, 18). Se postula que la probabilidad de realizar medidas de salud pública basadas en la información-e incluso el tratamiento-de los genes pudiera ser una realidad en las décadas venideras (1). No debe olvidarse, pese a lo mencionado, que los determinantes biológicos siempre están subsumidos en los sociales (19,20,21,22,23,24).
De manera que, a nuestro criterio, se abre todo un panorama de posibilidades para la salud pública pasada la pandemia. No todas son halagüeñas, naturalmente, pero el ser humano es un ente infinitamente plástico (25) cuya esencia a lo largo de la historia ha sido vivir en el seno de los peligros, sin dejarse sojuzgar por la adversidad (26).
REFERENCIAS
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- PUCP. II Congreso Internacional de la Gestión de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y La Innovación (GEITEC 2020). Viernes, 30 de octubre. citado 2020 Dic 18]. Disponible en: http://congreso.pucp.edu.pe/geitec/programa/dia2/.
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Y éticos mi estimado Giovanni.
Muchas gracias por el comentario, doctor Izaguirre. Justamente, comentando la presentación del Dr. Salloum en el 8° Congreso de Medicina Centrada en la Persona, señalo’ «el concepto de Medicina de Precisión o Medicina Personalizada, también denominada Medicina Centrada en la Persona, ha irrumpido en las últimas décadas desde un enfoque genético y oncológico hasta una visión de epidemiología clínica, con ocho aspectos claves, desde lo ético, la sensibilidad cultural, abordaje holístico, atención en las relaciones, atención individualizada, piso común para el diagnóstico y tratamiento colaborativo, investigación y tratamiento».
Estimado Giovanni, interesante análisis. Efectivamente, posterior a la pandemia el escenario de la salud pública configura un reto para los salubristas y para las naciones, donde se requiere que lo técnico se articule con lo político, a fin de enfrentar los retos en salud venideros. No podemos dejar de lado el impacto a la salud del uso masivo de la enseñanza virtual y del teletrabajo, que expone a las personas a diversos riesgos en su salud, como los riesgos ergonómicos, oculares, psicosociales, entre otros, para lo cual se deben ir elaborando estrategias en salud pública para enfrentar los efectos derivados del uso de estas nuevas tecnologías y nuevas formas de trabajo y educación. Por ello resulta importante reactivar y potenciar la Inteligencia Sanitaria en nuestro país, precisamente para analizar prospectivamente estos nuevos escenarios, y otros, como la escasez de recursos naturales, la contaminación ambiental, las nuevas tecnologías en salud, la salud global, entre otros y esto vaya de la mano con la formación de recursos humanos idóneos y competentes para ello.
Estimado Dr. Cabrera es imperativo que la salud global, como la salud pública esté centrada en la persona, en el desarrollo humano y sean enfocadas desde la perspectiva de la Bioética crítica. Saludos cordiales.
Un tema que se impone en mas, es estudiar el impacto del Factor COVID-19 (Cuarentena, Confinamiento, aislamiento/inmovilidad, Mascarillas, protectores Faciales, distancia física, etc) en el clásico Perfil Epidemiológico Nacional y Regional/Local, que siempre ha sido dominado en los primeros lugares, en todas las edades y regiones o territorios por las IRAs, que se pensaría habrían disminuido al igual que algunas otras transmisibles, así como otras que habrían presentado incremento en su prevalencia y severidad como las crónicas, particularmente las de la esfera mental, lo que podríamos llamar en una lectura de tendencias de periodos multianuales, como comportamiento atípico, en este caso por un conjunto de variables plenamente identificadas como las antes descritas. De igual modo se impone un estudio de similar naturaleza para el periodo post vacunal y vuelta a la «normalidad» pre-Covid. Esperemos que el MINSA se proponga realizar los estudios y a su vez sistematizar su nivel de respuesta desplegada durante este periodo, eso le debe permitir mapear las necesidades de mejoras y convocar a un esfuerzo multisectorial, con participación de la sociedad para promover el cambio requerido. Buen articulo Giovanni.